Por Vittorio Hösle
Woody Allen es un desafío para la filosofía. ¿Por qué? Si bien la risa no es uno de los objetos fundamentales de esta disciplina -aunque sí uno de los más controvertidos y fascinantes-, en su estudio tienen que colaborar distintas ramas de la filosofía: la antropología filosófica, la sociología filosófica y la estética propiamente dicha. Esto convierte a los autores de comedia y a los cómicos en figuras filosóficamente interesantes hasta cierto punto, tanto más cuanto que "aunque la comedia puede ser al arte más popular es también el menos valorado"; y esa injusticia exige una reparación por parte de la filosofía. Los filósofos tienen que trabajar con conceptos abstractos, pero es la realidad, o al menos una determinada interpretación de la realidad, la que tiene que mostrar si los conceptos desarrollados son fructíferos o no. De ahí que todo filósofo interesado en una teoría general de la risa hará bien en estudiar aquellas obras que hacen reír a la gente, y Woody Allen puede reclamar el mérito de haber hecho reír como nadie a un determinado tipo humano de siglo XX (principalmente intelectuales occidentales, europeos en particular). Pudiera ser que un minucioso análisis de su obra tenga por consecuencia la rectificación de teorías principales de la comicidad desarrolladas hasta la fecha?
¿Cuáles son los factores que hacen tan irresistiblemente cómico a Woody? El rasgo de carácter que viene de inmediato a la mente es, por supuesto, su atormentada relación con las mujeres y su propia sexualidad. Como veremos, esta relación está unida a la especial forma y modo de fracaso que caracteriza a las empresas de Woody, una forma de fracaso, desde luego, que de un modo arbitrario también puede ser vista al mismo tiempo como un éxito. Esa extraña mezcla de triunfo y derrota determina también el intelectualismo de Woody: Woody es, desde luego, un intelectual que se siente amenazado tanto por su madre superprotectora como por los hombres físicamente más fuertes. Pero tampoco puede competir con los intelectuales académicos, hacia los que siente una hostilidad cargada de odio. A pesar de su resentimiento antiacadémico, sus mayores admiradores proceden de ese campo, porque reconocen que él se percata de sus vicios y es él, y no ellos, el que plantea las cuestiones que de verdad son importantes, las cuestiones existenciales.
Vittorio Hösle - Filósofo alemán, profesor de la Universidad de Notre Dame.
* Fragmento de Filosofía del humor, de Vittorio Hösle (Tusquets).